Cada 9 de agosto se celebra el Dia Internacional del Coworking, un sistema que permite a profesionales independientes, emprendedores y empresas, compartir un mismo espacio laboral para desarrollar sus proyectos de manera individual, a la vez que fomentan trabajos conjuntos. Esta tendencia -que poco a poco fue ganando espacio en el panorama mundial- pegó un salto en los últimos dos años y hoy está cada vez más asentada. La pandemia ha marcado un antes y un después en la organización del mundo laboral y, en este contexto, se vuelve necesaria la reformulación de alternativas donde la productividad sea el objeto final. En Tucumán, los espacios de coworking están creciendo en número y propuestas.

“Estamos influenciados por una era digital que fue el boom en pandemia. Es una tendencia que ya está presente y la estamos viviendo; no creo que ponga fin al trabajo de oficina, pero se trata de un nuevo modelo laboral que quizás suponga un sistema de trabajo híbrido, donde convivan presencialidad y home office”, sostuvo la licenciada Erika Tirador, consultora organizacional y especialista en Recursos Humanos. Aseguró que en un mundo en el que los trabajadores demandan más libertad y flexibilidad horaria, el aumento en la productividad y el vínculo entre profesionales resulta efectivo. “Estos espacios transitorios sirven para compartir con profesionales de otras áreas. Además, generará una mejora en la productividad; si un empleado logra conciliar un balance entre el trabajo y la vida personal, lógicamente impactará en su manera de trabajar. En conjunto, esto se verá redituado en mayor productividad para la empresa”, dijo a LA GACETA.

Éste fue uno de los objetivos más buscados en Tucumán. Alfredo Salas, licenciado en Comunicación Social, conduce la gerencia de “Innovation Point”, que inauguró hace dos semanas. “En los últimos años ha cambiado muchísimo la forma de trabajar, y mejoró gracias a la llegada del home office. Entonces, para aquellos trabajadores que no tienen una oficina, existen ambientes como éste que ofrecen nuevas comodidades. Queremos instaurar un clima de sinergía; que un contador trabaje al lado de un diseñador gráfico -por ejemplo-, que su negocio haga productivo al que esté al lado y viceversa”, explicó. La oferta de este sitio, ubicado en Camino de Sirga y Federico Rossi (Yerba Buena), comprende espacios de trabajo compartido, salas de reunión y hasta un jardín maternal para cuidar a los más pequeños. “La idea es alcanzar la comodidad absoluta del trabajador que venga a este lugar; que tenga su día completo acá y sea productivo a la vez”, dijo y agregó: “es necesario incorporar todo lo que haga que el empleado trabaje mejor. Ahora ellos son los que marcan el futuro del entorno laboral”.

La característica de estos espacios -además de fomentar el vínculo entre profesional y profesional- supone un ahorro al bolsillo; por hora, medio día, día completo o reservando por mes, los sitios de coworking ofrecen un monto que -se presume- es menor al de un alquiler de oficina. Cada mensualidad cuesta entre $ 10.000 y $ 15.000, los módulos por varias horas tienen un precio de entre $ 2.500 y $ 3.500. Además, cada oficina ofrecen distintos packs que se adecuan a la necesidad de quien contrata, que suele ser muy variada. “Vengo en el horario que tenga libre, antes trabajaba en horario corrido y no funcionaba. Cuando uno está cansado, las horas sobran y la productividad baja”, compartió Gonzalo Díaz, jefe de ventas, a LA GACETA.

Más alternativas

En el abanico de posibilidades que ofrece el trabajo cooperativo, Matías Brito, Marcelo Cisneros y Jorge Rubio de la Vega -los tres abogados- crearon “Primera Instancia” -en General Paz al 579-; un espacio de cowork estrictamente jurídico. “Buscamos que sea un espacio de cowork y, al mismo tiempo, una aceleradora para el joven abogado”, declaró Brito. Al pagar la membresía, el letrado tendrá acceso a la asesoría y mentoría profesional de sus encargados. “La profesión libre del abogado está quedando rezagada; la idea es apoyar al recién recibido y sacarle el miedo para que pueda ejercer”, agregó. Además, hay ciertos elementos que un espacio de coworking tradicional no posee; formularios, libros académicos, archivos... “Incluso se pueden generar discusiones jurídicas donde cada uno aprende un poco; es un vínculo más fructífero”, destacó.

“El coworking te quita la presión de estar sentado por horas trabajando sin parar. Hacerlo de esta manera te genera mucha confianza, porque del otro lado siempre va a haber otro colega”, compartió Benjamín Rubio, abogado independiente.

Una tercer alternativa es la de “Meeting Point” -ubicado en Salta al 126-, que ofrece un servicio más abocado a los tiempos cortos de reunión y puntos de encuentro. “Lo característico de este sistema es la versatilidad. En un trabajo de oficina hay muchas formalidades que el coworking no tiene. En lugar de alquilar por mes una oficina que quizás no necesités de lunes a viernes, se fija el día y el horario para hacer la reserva”, apuntó el licenciado Juan José Ronco. Desde que abrió el negocio -en 2020- hasta hoy, ha visto pasar empresas internacionales, emprendedores y hasta estudiantes que buscan un espacio tranquilo y cómodo. “Se trata de esos pequeños espacios en el día en el que uno necesita tener una sala propia. En Tucumán se ve muy fuerte la tendencia de conservar ciertas costumbres y aplicarlas a una dinámica nueva, en este caso, el coworking”, aseveró.

Lejos de ser una tendencia pasajera, el coworking llegó para cambiar la metodología de trabajo en una escala mundial. “Los coworks, más allá del alquiler de una oficina, están pensados para los nativos digitales, considerando que su centro de oficina es donde está su computadora. Es importante pensar el cowork como un sistema que va más allá de la suma de contactos reunidos en un mismo lugar, sino que se trata de cambios y gestiones estructurales importantes donde es posible proyectar un negocio desde un lugar mental o estratégico-digital”, afirmó María Laura Coloque, presidenta de la Fundación para el Desarrollo Profesional. Relacionó este sistema con la educación, y explicó cómo podría llegar a concretarse esta idea. “Estar en un cowork es como estar en una minería de educación donde la gente cultiva sus acciones. El modo zen ha cambiado; hoy el trabajador voluntariamente aporta su tiempo al desarrollo de otros. Cuando finalmente en Argentina se tome el impulso de creer en este sistema, se comenzará a gestionar servicios y ventas en el exterior y se generarán micro lugares para realizar estos encuentros. Hoy en Argentina, mañana en Chile y así; hoy la gestión global desarrolla sus propias cadenas de contacto”, cerró. (Producción periodística: Bárbara Nieva)